miércoles, 1 de diciembre de 2010

Enya - THE MEMORY OF TREES


2. Anywhere Is (3:58)
3. Pax Deorum (5:00)
4. Athair Ar Neamh (3:42)
5. From Where I Am (2:23)
6. China Roses (4:50)
7. Hope Has a Place (4:49)
8. Tea-House Moon (2:43)
10. La Soñadora (3:38)
11. On my Way Home (5:09)

El otoño, o casi el invierno, parece haber entrado este año con mucha fuerza. Desde hace unos días, este disco de Enya -tan asociada con la estación- me está rondando por la cabeza, y no necesariamente porque sea mi favorito de la irlandesa, sino sobre todo porque parece invitarnos a un rato de placidez frente a la chimenea. Las hojas secas y doradas, arrastradas finalmente por el viento y la lluvia, podrían susurrar al pasar tras nuestras ventanas, creando tal vez un ambiente parecido al que se respira en este disco. Se supone que la referencia a la espiritualidad arbórea que sugiere su título tiene un cariz céltico-druídico y hasta neopagano, entendiendo lo último en el peor sentido posible de la expresión (todo aquello de la diosa madre y Las brumas de Avalon), pero sinceramente no creo que Enya haya pretendido nunca meterse en camisas de once varas con sus obras.

Contraportada del álbum.

The Memory of Trees (1995) es el disco que devolvió a Enya a la actualidad musical después de los cuatro largos años transcurridos desde Shepherd Moons (1991), quedando asumido para entonces que Enya se tomaría su tiempo entre álbum y álbum, y que para cuando llegase el próximo tocaría otra larga espera. "La memoria de los árboles" es, no obstante, uno de los discos en los que el sonido de la compositora menos evolucionó respecto al anterior. Estamos hablando de un trabajo de enorme calidad, por supuesto, pero tanto yo como aquellas personas con quienes lo comenté a su salida estuvimos de acuerdo en que esperábamos algo más. Más intenso. Más arriesgado tal vez. El crítico que comenta el disco en Spotify lo acusa de ser dulce pero carente de alma, además de otras lindezas que me llevaría un buen rato reproducir. El caso es que Enya vuelve a ser objeto de ataques por la supuesta superficialidad de su música.

Las imágenes del álbum se inspiran en un cuadro de Maxfield Parrish (derecha).

Pero también es verdad que este álbum gana con cada nueva escucha, y personalmente, tengo una teoría sobre esa leve decepción (repito, leve) que nos produjo a muchos The Memory of Trees: que sus singles principales, Anywhere Is y On my Way Home no son nada del otro mundo, sobre todo el primero, demasiado simple y hasta machacón en su ritmo y melodía. En comparación, hits anteriores como Orinoco Flow o Caribbean Blue son enormemente más resultones; y es evidente que en una industria musical que se basa como poco al 50% en la propaganda mediante anuncios en la tele y videoclips (Enya, recordemos, es la más comercial de todos los artistas new age habidos y por haber) el primer lametón a la piruleta iba a dejarnos su impronta en la lengua hasta que chupáramos el palito. Pero...

Portada del single Anywhere Is.

...Pero resulta que The Memory of Trees es, a mi juicio al menos, una apuesta bastante más rica que la que se percibe en una escucha superficial del mismo. Como en todo disco de Enya, nos encontramos tanto temas rápidos y potentes como otros lentos y elegantes, más new age; y es precisamente en The Memory of Trees, intencionadamente o no, donde los segundos destacan sobremanera por encima de los primeros. Aparte de Anywhere Is y On my Way Home hay otros temas fácilmente radiables en este disco como China Roses, pero no son nada si los comparamos con bestialidades como La Soñadora (cantada en español, aunque admito que yo no entiendo nada) y sobre todo Hope Has a Place, que es seguramente una de mis canciones favoritas en términos absolutos y que es capaz de erizar los vellos con sólo pensar en ella. Lo de Hope Has a Place es simplemente inhumano, y quien no se ponga a escucharla mientras lee el resto de la entrada no sé en qué está pensando. Tampoco están nada mal Athair Ar Neamh, inevitable rendición gaélica del álbum, y Once You Had Gold, a medio camino entre la comercialidad y el intimismo.

Y la portada de On my Way Home.

No están del todo bien integradas en el conjunto, para mi gusto al menos, Pax Deorum (demasiado oscura y fría) y los instrumentales From Where I Am y Tea-House Moon, y ese es otro de los problemillas que encontré en el disco: lo desafortunado de la ordenación de sus temas. Aparte de los mencionados, destaco en este sentido lo mal que entra Anywhere Is tras el instrumental inicial, el estupendo The Memory of Trees, que promete algo distinto. La combinación no pega ni con cola. China Roses se me hace muy pesada y sosa, y On my Way Home no hace más que cerrar el álbum con un matiz navideño que suena a "anexo" más que a "epílogo", y que contiene incluso un pequeño auto-homenaje.

Videoclip de Anywhere Is.

Videoclip oficial de On my Way Home.

Resumiendo, podríamos decir que el cuarto (¿cuarto?) disco de Enya no sobresale por su valor en conjunto, sino sobre todo por las gemas que contiene, un poco escondidas hacia la zona central del trabajo y detrás de unos singles que por lo menos a mí me supieron a poco. Una cosa tengo clara, y es que si alguna vez me apetece escuchar algo de Enya en su vertiente calmada, soñadora y un tanto exótica, seguramente optaré por algún tema de The Memory of Trees.

2 comentarios:

Equinoxe dijo...

Hablar de Enya siempre es complicado, por el enorme número de fans que tiene, como les pasa a Oldfield, Jarre y Vangelis. A mí me gustan mucho sus dos "primeros" discos (Watermark y Shepherd Moons), que considero muy originales, muy bien producidos y llenos de melodias bellísimas, pero reconozco que a partir de ahí perdí el interés. Y es que me pareció que entonces se dedicó a repetir una y otra vez la misma fórmula. Lo cual no quita que éste y otros discos posteriores tengan algunas muy buenas piezas.

Tienes toda la razón en que "Hope Has a Place" es un temazo, eso por descontado.

Total, que mi "relación" con Enya es de un total amor-odio, y dependiendo del momento hay más de uno que de otro.

Por cierto, pido perdón porque creo que en algún post anterior sobre Enya hice más o menos el mismo comentario (soy un hombre de principios, ja, ja, ja).

¡Abrazos!

El conde dijo...

Hombre, puedes insistir en la misma opinión las veces que quieras. Yo también suelo decir más o menos las mismas cosas sobre la misma gente.

Gracias por comentar!

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