lunes, 26 de enero de 2015

Edgar Froese (1944-2015)

(fotografía de www.billboard.com, Virginia Turbett/Redferns)

El pasado sábado se conoció la noticia del fallecimiento del gran Edgar Froese, en Viena, a los 70 años de edad a causa de una embolia pulmonar. Edgar Willmar Froese fue uno de los máximos representantes de la escena electrónica alemana surgida en la década de los setenta, y contribuyó de modo decisivo al nacimiento y expansión de géneros musicales como la música cósmica, el ambient, el tecno-pop o la new age. Tanto en su papel como líder (hasta la actualidad) y fundador de los míticos Tangerine Dream como en su faceta en solitario, Froese es merecedor de todos los elogios posibles por parte de quienes amamos la música instrumental popular contemporánea. Descanse en paz.

martes, 20 de enero de 2015

Clannad - CLANNAD


1. Níl Sé Ina Lá (Níl Sé'n Lá) (4:50)
2. Thíos Cois Na Trá Domh (2:55)
3. Brian Boru's March (3:50)
4. Siúbhán Ní Dhuibhir (4:30)
5. An Mhaighdean Mhara (2:10)
6. Liza (2:00)
7. An tOileán Úr (4:03)
8. Mrs. McDermott (3:03)
9. The Pretty Maid (2:40)
10. An Pháirc (3:00)
11. Harvest Home (1:40)
12. Morning Dew (3:45)

Cuando se escucha uno de los trillones de antologías de música celta que hay por ahí, es posible quedarse con la impresión general (a mí me ha pasado) de que el género es más o menos compacto, y de que especialmente aquellos grupos con más renombre se parecen por aquello de ser, en general, los más apegados al folklore común. Clannad no se ajusta demasiado a esta característica, ya que siempre ha sido un grupo muy reconocible gracias a un estilo propio que le da carácter, y que se basa en la utilización de la voz, en polifonía por lo general, como principal elemento musical.

La historia del grupo es bastante conocida. Los tres hermanos Bhraonáin (o Brennan) Moya, Ciarán y Pól, junto con sus tíos, los mellizos Noel y Pádraig Dúgáin (o Duggan) se reunían para interpretar música tradicional en un pub rural del noroeste de Irlanda cuando recibieron la oferta de participar en un concurso cuyo premio sería la grabación de un disco. Efectivamente, resultaron ganadores del certamen y su carrera discográfica comenzó con este Clannad (1973), de manos de la compañía Philips. Una década más tarde sería reeditado con el nombre de The Pretty Maid y una portada distinta, aunque para su primera versión en compact disc se retomó tanto el nombre como el diseño originales.

Contraportada del CD.

En su día comentamos el que es tal vez el disco más conocido de Clannad, Magical Ring, que contiene su archiconocido Theme from Harry's Game, aunque esta formación familiar tiene en su haber algunos otros títulos célebres que podrían haber sido comentados antes de este trabajo de su primera y más desconocida época. ¿Por qué he elegido este? Porque me encanta el sonido que Clannad tenía entonces, un claro ejemplo de la luminosa mezcla de tradición y espíritu pop hippy de que hacían gala muchos folkloristas setenteros. Clannad suena insultantemente auténtico, artesano, pese a que solemos tener en mente momentos posteriores en los que el grupo haría gala de una exquisita producción y unas voces mucho más trabajadas, cercanas a veces al mundo etéreo de la new age. Aquí suena exactamente como lo que era: un grupo de personas de la misma familia, gente más o menos sencilla del campo con un gran talento para la música, y que eran capaces de llevarse a su terreno unas cuantas de las muchísimas canciones populares irlandesas de siempre.

Brian Boru's March

Como suele pasarme, me he fijado especialmente en su estupenda versión de la Marcha de Brian Boru, que es instrumental, aunque sus alegres y bellas canciones -en inglés y sobre todo gaélico- suenan maravillosas. No es solo música celta, ni abandona del todo este terreno para entrar en la fusión pop. Seguramente los Brennan y los Duggan estaban empapados de la edad de oro del pop-rock que se vivía en las Islas en los últimos años, y por mucho que conociesen al dedillo las maneras de los celtas más ancestrales, tendrían la necesidad de realizar un trabajo fresco y abierto que gustase al público general de los primeros años setenta. Incluyen, por cierto, una versión de la canción Morning Dew de Bonnie Dobson, cosa bastante curiosa en un álbum de música tradicional, considerando su temática post-apocalíptica.

Morning Dew

No es tanto un disco para disfrutar de las bondades de Clannad en su mejor momento como una dulce excusa para recuperar aquella época maravillosa en que hasta la música más sencilla renegaba de las etiquetas. Pura evocación y simplicidad bien entendida.

domingo, 11 de enero de 2015

Howard Shore - THE HOBBIT: THE BATTLE OF THE FIVE ARMIES


CD 1

1. Fire and Water (5:57)
2. Shores of the Long Lake (4:01)
3. Beyond Sorrow and Grief (Extended Version) (4:12)
4. Guardians of the Three (Extended Version) (5:48)
5. The Ruins of Dale (3:39)
6. The Gathering of the Clouds (Extended Version) (5:52)
7. Mithril (3:08)
8. Bred for War (3:20)
9. A Thief in the Night (4:14)
10. The Clouds Burst (4:13)
11. Battle for the Mountain (4:38)

CD 2

1. The Darkest Hour (5:33)
2. Sons of Durin (4:24)
3. The Fallen (4:56)
4. Ravenhill (5:48)
5. To the Death (Extended Version) (7:23)
6. Courage and Wisdom (5:10)
7. The Return Journey (4:18)
8. There and Back Again (4:20)
9. The Last Goodbye (4:07)
10. Ironfoot (Extended Version) (6:11)
11. Dragon-Sickness (Bonus Track) (3:52)
12. Thrain (Bonus Track) (3:25)

Con La batalla de los cinco ejércitos (2014) ha llegado a su fin el periplo de Peter Jackson y Howard Shore por la Tierra Media. No caben demasiadas esperanzas de que veamos en pantalla nuevas adaptaciones de la obra de J. R. R. Tolkien hasta dentro de una buena cantidad de años, o bien cuando la familia Tolkien dé su brazo a torcer con los derechos -cosa que a día de hoy es impensable- o bien cuando estos sean de dominio público. Dentro de muchísimos años. De modo que esta es, presumiblemente, la última vez que escucharemos una banda sonora de Howard Shore para ese universo que le ha hecho inconmensurablemente importante como compositor en el panorama actual.

La película en sí funciona más como una especie de apéndice-resolución al grueso de la narración de El hobbit, que salvo por sus últimos cabos sueltos viene a desarrollarse casi entera en las dos entregas anteriores. De hecho, esta última película sufre de una simplicidad argumental que la hace demasiado dependiente, a mi entender, de sus predecesoras. Es una última gran escena de batalla que cierra la saga, y se nota que el director no ha querido estirarla más de lo necesario. Quien sí se ha estirado, incluso más de lo que cabía esperar, ha sido el canadiense Howard Shore, que nos trae una maravillosa banda sonora que mezcla, de manera magistral, toda la épica de una película poco menos que bélica con algunos de los pasajes más líricos y evocadores que ha compuesto para la(s) franquicia(s).

Howard Shore (de interviewly.com, procedente de Creative Commons).

Efectivamente, The Battle of the Five Armies funciona como casi todas las últimas bandas sonoras de las trilogías más famosas: recupera los temas y leitmotivs emblemáticos y los mezcla para buscar una sensación de redondez, de cierre de libro. Lo que ocurre es que Shore tiene el listón tan alto (el que le ponemos nosotros y el que se pone a sí mismo) que no puede limitarse a componer toda una partitura de más de dos horas a base de reciclajes, sino que procura seguir añadiendo pasajes memorables totalmente novedosos, y hasta cuando tira de lo conocido sabe darle los tintes dramáticos necesarios para la ocasión. Echaremos de menos, eso sí, aquel "Tema de la Montaña Solitaria" que nos deslumbró en Un viaje inesperado, y que al no ser una composición suya (parece que la compuso Plan 9 con la inspiración del sonido de las Minas de Moria en La Comunidad del Anillo) se ha preferido prescindir de él. O eso o tenemos de nuevo un problema de derechos entre manos, pero está claro que seguirá siendo siempre uno de los temas musicales distintivos de El hobbit.

La experiencia musical de La desolación de Smaug fue bastante elaborada, sesuda incluso, aunque aquella se trataba de una partitura sobria y madura que funcionaba más a nivel de inmersión que si intentábamos buscar en ella momentos concretos que nos deslumbrasen con su brío. Fue, por así decirlo, bastante más oscura que la de Un viaje inesperado. La batalla de los cinco ejércitos logra equilibrar ambos tonos acudiendo eficientemente a la emocionalidad de una película repleta de escenas espectaculares de batalla por un lado, y de algunos momentos de amargo dramatismo, por otro. 

Uno de los carteles ilustra el inicio del filme.

La banda sonora, como la película, comienza con el ataque del dragón a la ciudad del lago. Nos encontramos en Fire and Water con los temas de Smaug y de Bardo entremezclados en un ambiente de tensión más que de acción pura, con pinceladas pícaras del gobernador y su ayudante intentando huir. Seguiremos escuchando el leitmotiv del dragón en Beyond Sorrow and Grief y otras escenas en que el enano Thorin sufre la enfermedad de la codicia. En Shores of the Long Lake disfrutamos de un ambiente de quietud tras el trauma inicial, y retomamos aquel tema maravilloso para la guerrera Tauriel. En Guardians of the Three nos reencontramos con temas de la otra trilogía, como el de Lothlorien, con unos efectos bastante ominosos. 

Guardians of the Three

The Ruins of Dale combina distintos momentos musicales, comenzando por el de la ciudad del lago, muy emotivo con su violín. Es en The Gathering of the Clouds cuando empezamos a encontrarnos piezas musicales de batalla, humanas y élficas, mientras unos y otros combatientes se van apostando en las cercanías del reino enano. El tema de la ciudad del lago, en concreto, alcanza cimas de gran espectacularidad en el corte Mithril, que comienza con una bella melodía mientras Thorin entrega a Bilbo Bolsón su famosa cota de metal enano. 

Mithril

En Bred for War nos encontramos también parafernalia prebélica, en este caso macabras melodías asociadas al bando orco. A Thief in the Night viene a ser un tema meramente funcional, para subrayar la silenciosa fuga de Bilbo y su pacto con Bardo y el rey elfo. The Clouds Burst es ya un corte plenamente marcial, y en él se nos presenta el leitmotiv de Dain, el aliado enano, que suena a fanfarria celta con gaitas. Concluye el primer CD con la incidental y bélica Battle for the Mountain.

Comienza el segundo disco con el solemne The Darkest Hour, otro tema -como el anterior- construido a base de leitmotivs varios, y que tiene también la función de subrayar una secuencia de escenas rápidas de lucha. Pero para solemnidad, Sons of Durin, con los enanos de Thorin lanzándose a la lucha y sus temas asociados sonando con toda su épica. 

Sons of Durin

The Fallen y Ravenhill son otros dos temas incidentales, con tiras y aflojas entre los buenos, los malos y sus respectivos temas conductores. La tensa To the Death acompaña a un par de escenas hiperdramáticas, tanto la despedida de algún personaje principal como la resolución de la batalla. Con Courage and Wisdom vamos cerrando tramas individuales, esta vez con la distensión de lo que ya ha terminado, y temas individuales de varios personajes aportando su grano de arena a este emotivo fragmento. Se insinúa, por cierto, el tema de La Comunidad del Anillo. En The Return Journey cerramos lo ya comenzado en la pista anterior, con atisbos del mundo hobbit y del tema del anillo; y en There and Back Again nos reencontramos ya a las claras con el tema de la Comarca y el del anillo.

El tema cantado de esta película, pese a no tener el glamour del ex-Crowded House Neil Finn, ni la actualidad del cantautor juvenil de moda Ed Sheeran, suena bonito y cálido en la voz de Billy Boyd, quien interpretó al hobbit Pippin en la trilogía anterior. Ya cantó alguna cosilla para el senescal de Gondor, pero su The Last Goodbye no puede ser más apropiado para despedirnos tanto de esta otra saga como de la Tierra Media fílmica de Peter Jackson y su gente.

The Last Goodbye

A modo de epílogo, Ironfoot contiene un desarrollo más o menos concertante del tema de Dain, seguido de otros fragmentos más o menos identificables con temas conductores de la película. Y en la edición especial (en la que, por cierto, me he basado para este análisis) hay dos temas más, Dragon-Sickness y Thrain, el primero relacionado con el tema de Smaug y su reutilización cuando Thorin se vuelve avaricioso, y el segundo relativo al padre de este último, que en la versión extendida de La desolación de Smaug -que no he visto-, debe aparecer para hacer alguna referencia a Sauron y Mordor. Curiosa la elección para cerrar el álbum.

Portada de la edición normal, que también tiene 2 CDs.

Toda la música ha sido compuesta por Howard Shore, aunque las orquestaciones corren a cargo de Conrad Pope. También se encarga Pope de dirigir a la Orquesta Sinfónica de Nueva Zelanda, la intérprete "material" de la música de las dos últimas entregas de El hobbit.

¿Qué más podemos decir? Que aunque Shore tenía poco margen para componer nuevos temas conductores en la sexta película realizada sobre Tolkien, al menos sí que gestiona a la perfección -musical y emocionalmente hablando- todos sus esfuerzos previos, logrando una composición, en su conjunto, tan redonda como merecía la ocasión. En cualquier caso, y a modo de aviso, debemos tener en cuenta que la música de ambas ediciones del álbum no guarda una correspondencia exacta con la utilizada en la película. Algunas piezas han sido reelaboradas para un formato o para el otro, y otras han sido unidas o separadas a base de fragmentos que en la película estaban situadas de manera distinta, sin duda para mejorar la experiencia del álbum en su escucha aislada. 

Como siempre, una gozada que ya deberíamos ir colocando en nuestra colección. Cómo vamos a echar esto de menos...

jueves, 1 de enero de 2015

¡¡¡Feliz 2015!!!

Que en este año que comienza sigamos disfrutando de la música y de esos otros pequeños (y grandes) placeres de cada día que hacen feliz nuestra vida. Abrazos para todos y todas.

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